Dholak o Naal
El dholak o naal es un instrumento musical membranófono, de dos parches, hecho de madera dura, típico de regiones del subcontinente indio. Se toca de pie o en el suelo. Se diferencia de otros tambores como el khol y el mridangam en que es más corto y sus parches pueden ser de membrana simple.
Este tambor se utiliza en festividades matrimoniales, en música de cine indio, en el Baithak Gana, en el canto tan, en danzas folclóricas y en la música indocaribeña.
Palo de lluvia
Un palo de lluvia o palo de agua es un tubo largo con huecos relleno de semillas, en cuyo interior se clavan palitos de bambú o de madera, formando una helicoide que se extiende a todo lo largo. Cuando el palo se inclina suavemente las piedrecillas o las semillas caen y su golpeteo con los palitos produce un sonido que se asemeja a la lluvia o agua cayendo.
Su origen se remonta a los pueblos indígenas de la Amazonía sudamericana, muy extendido entre los pueblos tulumayos, panatahuas, quitus, asháninkas,mexicas, entre otros; sin embargo, se han encontrado vestigios arqueológicos en culturas preincaicas de la costa peruana y los Andes centrales.
Se utiliza generalmente para crear efectos de sonido ambiente o como instrumento de percusión.
Los materiales que se utilizan para construir un palo de lluvia varían dependiendo de las tradiciones culturales y los materiales que se pueden obtener en cada lugar. Tradicionalmente, se hacen con cactus cuyas espinas se sacan y se muelen, se dan vuelta y se vuelven a introducir. También suelen construirse utilizando cañas de bambú.
Los palos de lluvia industriales —por ejemplo, aquellos utilizados con fines educativos— son hechos de plástico o metal y son rellenados con pequeñas bolitas de materiales sintéticos o semillas.
La tambora
La tambora dominicana tiene un cuerpo con cuerdas fijas entre sí y dispuestas en forma de cilindro. A ambos extremos, las membranas, parches de piel o cuero de chivo, también se usa el cuero de becerro (la piel debe ser de un lado de chivo o cabra macho y de un lado de cabra hembra para permitir que exista una variación del sonido al golpearlas), se fijan al cuerpo mediante aros hechos con una vara de madera, bejuco o mimbre de gran consistencia y flexible. En su origen la tambora fue construida del tronco de árboles huecos, donde su fabricante pulía tanto el exterior como el interior del madero para darle la forma deseada. Los parches se tensan mediante ligas o cuerdas al apretar un aro contra otro. Hoy en día también se utilizan tensores modernos de metal similares a los usados en la tumbadora.
Güira
La güira es un instrumento auténticamente popular en la nación dominicana ocupando un sitio importante dentro de su patrimonio cultural.
Aunque guarda ciertas semejanzas con el güiro o bangaño, se diferencia claramente de este por su construcción de metal. El sonido particular que produce al ser rasgado constituye junto con la tambora, la base rítmica del merengue típico dominicano. Actualmente, se utiliza en la sección rítmica de géneros de música popular dominicana como la bachata y el merengue También en Géneros musicales como Cumbia, Vallenato, Bomba, Salsa, Son, Palos, Chamba, Kompa, Jazz, Perico Ripiao, Manguliná, Pambichè .
La güira se toca sosteniéndola verticalmente al empuñar su asa con una mano. Con la otra mano, una baqueta o «gancho» que termina en forma de peine de púas metálicas rasca las estrías o "gránulos" que presenta la superficie del instrumento.
En Puerto Rico, a la güira se le conoce también como güiro de metal o güiri güiri
El shekere
es un instrumento de percusión de África Occidental, consistente en una calabaza secada con cuentas tejidas en una red que la recubre. Se elabora con las pequeñas calabazas que crecen sobre la tierra. La forma de la calabaza determina el sonido del instrumento.
La conga tiene su origen en los tambores africanos hechos a partir de un tronco sólido ahuecado y con una piel clavada sobre la abertura de un extremo. El tambor de makuta, de origen bantú, ha sido identificado como un posible antepasado. Otro antiguo nombre dado por los nativos africanos a este instrumento fue «tahona». Luego se le llamó «tumba», palabra derivada de la lengua bantú. Posteriormente, se emplearon nombres como «salidor», «3-2» y «quinto».
A pesar de ese fuerte y remoto parentesco de África, el desarrollo de las congas no hubiera sido posible sin la técnica de fabricación y materiales de los europeos. Tal es el caso de los barriles de vino, que fueron utilizados como «cuerpo» de tambores en diferentes partes de América.
A partir de los años 1940 se popularizó el uso del vocablo criollo afrocubano «conga» para designar ese instrumento, coincidiendo con el apogeo alcanzado en el mundo por los ritmos cubanos como la conga y posteriormente el mambo.
Con el paso del tiempo, las congas han sufrido diversos cambios tanto en su constitución como en la manera de ser ejecutadas. En Cuba, inicialmente, las tumbadoras desempeñaron un papel mayormente folclórico. Cuando la rumba surgió en La Habana y en Matanzas, se tocaba inicialmente con barriles de bacalao y de velas, que después se transformaron en los llamados cajones. Posteriormente esos instrumentos improvisados fueron siendo remplazados (al menos parcialmente) por «prototipos» de tumbadoras.
Estos modelos rudimentarios de la tumbadora tenían una forma parecida a la que presentan hoy en día pero era todavía un tambor muy sencillo, comprendido únicamente por el «vaso» y el cuero. El cuero o parche que era sujetado a la boca de la conga con clavos y se afinaba acercándolo al fuego, ya que no existían los «herrajes», Los herrajes de afinación de las congas aparecieron en los años 1940 siendo esta mejora atribuida al músico Patato Valdés.
El origen del bongó es poco claro. Su uso fue documentado por primera vez en la región oriental de Cuba, la Provincia de Oriente, a finales del siglo XIX, donde se empleó en estilos musicales populares como el nengón, el changüí y su descendiente, el son cubano. Según Fernando Ortiz, la palabra bongó derivó de las palabras bantúes mgombo o ngoma, que significa tambor. Tiene la hipótesis de que la palabra evolucionó por metátesis y por similitud con otra palabra bantú, mbongo.2 En Holguín, ciertos tambores que se consideran posibles ancestros del bongó se conocen como tahona, que podría haber sido una palabra genérica para tambor en Cuba y también se refiere a un género musical no relacionado.
El bongó es un instrumento membranófono conformado por un juego de dos tambores pequeños hechos de madera ligeramente troncocónicos, uno más pequeño que el otro, unidos por una pieza de madera. Sus bocas superiores —las de diámetro mayor— están cubiertas por cuero sólido que se tensa con un anillo de metal de color negro a través de las llaves metálicas del bongó. El músico que toca el bongó se llama bongosero. El bongó se percute con las manos, para lo cual se debe colocar entre las rodillas, sentado, ubicando el parche más agudo (el de menor tamaño) a su izquierda en un ángulo de 45° para obtener su sonido.
Según la clasificación decimal de los instrumentos musicales de Hornbostel y Sachs (Vega 1989), le corresponde el número 211.211.12-9221.
El bongó es, a decir de Fernando Ortiz —etnógrafo e historiador cubano—, «la más valiosa síntesis en la evolución de los tambores gemelos lograda por la música afrocubana». Su origen se remonta a la zona oriental de Cuba donde, conjuntamente con el desarrollo del son, alcanzó su forma definitiva y mayor esplendor al llegar a La Habana a partir de 1905.
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